Camina y suspira,
aunque en demonios se conviertan
las sombras de las tenebrosas nubes
tendidas sobre tu cabeza,
en este vago espacio vacío y desolado,
en estas calles que no empiezan ni terminan,
porque siempre nos devuelven al hogar
Camina y tomate el tiempo,
porque en carne viva tienes las rodillas
por olvidar simplemente que te querías,
que te quisiste en un momento de tu vida,
y porque hace tanto tiempo
que como un astro erras por tu cielo,
Sin voz ni ojos ni corazón
Es lo que hacemos todos,
es como hemos nacido,
mientras caen las hojas y las hermosas plazas,
y los Inmundos terrenos baldíos se tiñen de dorado
simulando un almanaque vivo para humanos,
para recordarnos que el tiempo ya paso
que está pasando y pasara,
y que entonces, en paz o recelosos, en calma o agitados,
nuestros huesos a la madre tierra regresaran,
a la majestuosa y mismísima nada de dónde venimos.
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