fatigando recuerdos,
matando aquel deseo
que nos hacía mas humanos
lejos de aquellos nervios.
El viento sopla demasiado
en aquella caverna
que es como llamamos
a la compañía extrema,
ya no soplan sus aires,
ni suenan sus risas,
ni se oyen sus aves
ni sueña el día
siquiera recita poesía
aquel poeta enamorado de la luna,
que hizo sus versos en la agonía
de una noche sin día,
de un día que no llegaba
y que al fin se rompió,
estallando en lágrimas
de amargo sabor.
Un día renacerá
y el olvido, olvido será
y no un paraíso
donde poder versar
versos desengañados
por aquella vida irreal.