Necesito escribir, como si aumentando la cantidad de letras estas pudieran ocupar tu lugar y sacarte de mi mente, dejarla en blanco o llena de palabras como esta hoja.
Hoja que ni siquiera existe, pues se encuentra alojada en una memoria virtual, dentro de un sistema binario que la mente humana no puede procesar a la velocidad necesaria.
Todo es parte de la misma interpretación. Quitar el velo de la realidad, abrir el telón.
Esperaba una puerta hacia la verdad… pero solo estabas tú.
Principio y fin, urobórico camino repetitivo. Fin y principio.
Geometrías que coinciden y forman la médula espinal de mis creencias.
Conjuro conjuntos, si, a mi lado no hay futuro. Dame lo que es mío y lárgate si así lo prefieres.
Cuando te hayas alejado suficiente te darás cuenta que has vuelto justo a mi lado.
El mundo es circular, todo vuelve a comenzar.

Mirando al cielo desde este puente se puede sentir fluir el afluente de diferentes entes que se arrastran por el suelo… muriendo.
Miles de luces se encienden al mismo tiempo, colores y sonidos nunca antes gozados por un sistema nervioso capaz de descifrarlos. Despiertan, nacen, abren los ojos.
Y yo como un despojo, un manojo de nervios y envíos eléctricos, procesos, ideas, estupefacientes… vicios y virtudes. Vicisitudes, actitudes… tú, yo, la desnudes.

¿Quieres saber algo de mí? Pregunta a un japonés sobre el 43.