Él la amaba. Pero no lograba que su amor fuera recíproco.
Lo había intentado todo. Flores, regalos, apoyo emocional y económico. Pero ella siempre lo rechazaba Porque decía que no se iba a prostituir. Y él la respetaba. Por eso se alejó.
Un día, ella recibió una carta, muy formal, que le explicaba que él había fallecido, y le había dejado una fortuna.
Luchando contra sus propios valores, ella decidió asistir al estudio legal. Se sentía sucia, pero pensó que se le pasaría, y que si bien era una forma de prostituirse, no habría testigos que la pudieran acusar de nada.
Cuando llegó, le dieron su cheque, y cuando se levantó para retirarse, se giró, y allí estaba él.
- Pero, ¿cómo? ¿Qué significa esto?
- Significa, querida, que estás atrapada.
- ¿Atrapada? Si no hice nada ilegal...
- Nada ilegal, es cierto. Simplemente cediste, dejaste tus valores de lado por el vil dinero.
Ella sonrió autosuficiente, pero no supo que contestar. De alguna forma él tenía razón. La conocía bien y sabía que habiendo dado el primer paso, ella ya había perdido su integridad.
Y mientras guardaba el cheque, encaminándose, de su mano, hacia el motel, una lágrima rodó por su mejilla... |