quería ser tantas cosas en la vida... jamás imaginé ser lo que soy, y en ello, encontrar lo que tantas cosas quise en realidad...
un día más de laburo... volver a la rutina que se me hace una bendición como aquel perro que suele salir con su amo y pasear por las mismas calles y sentir que fuera la primera vez...
el jefe llegó y con todo trajo su mal o buen humor, y bajo sus brazos toneladas de hojas de laburo... empezar a deshojar y armar un rompecabezas era mi función, así como la de veinte personas, así como mi persona... y luego de doce horas junto a un almuerzo, terminar como siempre... pero esta vez una palabra se quedó en mi mente, como un martillo que no cesa de presionar su destino...
mis padres me enseñaron a temer a dios, pero aquella palabra "temor" se quedó en la jaula mental de la duda... es que debo temer a dios?... temer cuando equivoco mi accionar, mis deberes, mi desgaste corporal... en ese pensamiento estaba cuando me quedé parado frente a la ventana, mirando la luna llena, redonda y perfecta como si fuera el dibujo de algún artista... quise ver un poco más y más... hasta quedar dormido frente a la luna... la luz de la luna alumbraba mi cuerpo... no recuerdo si soñé o no, pero no era importante, pues tuve una conversación con la luna...
mi cabeza daba vueltas y la luna me dijo que no era necesario entenderlo todo, más bien, disfrutar de las cosas simples, como el brillo de una luna... el temor?... el temor es como una luna sin brillo... un hombre sin alma, una flor sin aroma, un perro sin dueño... le dije que el mundo se mueve de esa forma... no es la correcta... aprender a confiar en lo que grita el silencio interior, pues, de allí nacen las palabras, ideas y sentimientos... es la voz de dios... no debería temer pues al hacerlo sales de aquella maravilla de la vida en este mundo... pueden pasar cosas malas o buenas... es un momento tras otro momento... y todo se apaga cuando llega el descanso y el silencio... abre las puertas a tu corazón y déjale volar... te llevará a un lugar donde la muerte no existe, donde el cielo brilla sin necesidad de una luna... y en ese lugar volverás a encontrar la verdad y sobre todo, la eternidad... le agradecí y luego de un re-sueño, desperté... era de día y había que levantarse... el sol brillaba sin piedad y los crespos de este mundo arrullaban las necesidades... era la hora del diario laburo...
llegué a la oficina y apenas llegué vi en los ojos del jefe, dos lunas en la retina de sus ojos... y ambos me sonreían... le abracé y le dije que le amaba... nadie entendía lo que pasaba, menos mi jefe... al poco rato, me despidió... me fui contento ante las pálidas miradas de mis excompañeros... estaba en el cielo y tan solo la luna y el cielo y dios lo sabían...
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