Ricardo salió temprano a trabajar y a mediodía lo trajeron a casa agonizante: un árbol le segó la vida un 21 octubre del 72. El compañero que lo talaba no lo vio. Tenía 36 años.
José Ángel moría en el Mont Blanc al despeñarse mientras practicaba alpinismo. Era el año 73 y contaba con 22 años.
Víctor moría de cáncer también en la treintena.
Marta sufrió un derrame cerebral del que salió. Cuando, pasado un año de recuperación, le repitió no pudo librarse de los terribles brazos de la muerte.
Iba a casarse .Solo tenía 28 años.
Antonio se subió al tejado un día de diciembre y se cayó al desván, donde se dio con un leño en la cabeza , hecho que le arrebató la vida.
Estaba metido en los 50.
En este relato no hay fantasía pues la muerte es esa oscura realidad que nos asalta en cualquier momento, en cualquier esquina.
La Parca nos habla de nuestra fragilidad, de inconsistencia y de temporalidad.
Nos fuerza a relativizar la importancia de las cosas triviales por que nos afanamos.
Nos sume en un dolor incuantificable y en largo duelo a los que sufrimos las pérdidas.
Hace pequeñitos, " a los que viven por sus manos y a los ricos".
Todos acabamos en el mar de la muerte, esa señora despiadada que a todos sin distinción nos saca a bailar.
Todos hemos visto alguna vez en nuestra vida su torva faz.