AMIGAS
Él sabe que somos el uno para el otro" -dice a sus amigas. "Me encanta ser su mujer y ser poseída cada vez que se le ocurre" -sigue diciendo. Sus amigas la miran con una cara de sorprendida cuando la escuchan decir: "Entiendo que es un hombre y que los hombres son así. Ellas le hacen ver que no es normal que un hombre te posea donde se le ocurra, para eso está la intimidad de la habitación, pero a ella cada vez que su hombre la violenta en cualquier rincón de la casa es como si tocara el cielo con las manos, a tal punto que de contarle a sus amigas siente como su ropa interior se moja. Inevitablemente salen pequeños gemidos de sus labios sudorosos y hacen que su mano se vaya directo a la entrepierna y siente como su lubricación pasó la pantaleta dejando una marca en su pantalón.
No puede disfrutar de la situación ya que sus conservadoras amigas la juzgarán por tener un orgasmo en la mesa. Una de sus amigas nota que está excitada pero guarda silencio. Mira como la vista se le pierde en el horizonte y ve esos labios rojos y brillantes por el sudor; piensa: "Qué ganas de besarlos".
Ella no puede esconder el deseo por aquella mujer que está a punto de venirse en un delicioso orgasmo con el solo hecho de contar las cosas que le hace su pareja. Se para de su asiento y dice: "Voy al baño, ¿quién me acompaña?". Así le da salida a su amiga para que vaya a desahogar sus deseos en el cubículo de un baño. También se levanta y van riendo camino al baño, Entran, la amiga se asegura que nadie estuviera, pone el pestillo y se lanza sobre la otra. La mujer con su entrepierna mojada no entiende lo que pasa pero: "Wow, ¡qué rico besa!": Disfruta con ese beso y siente que las manos de su amiga van directo a su entrepierna, la toca con delicadeza, gime y se retuerce. Su mejor amiga desde el colegio estaba violentándola en el baño, escarbando su interior y penetrándola con tres dedos; lo que hace que tenga ese maravilloso orgasmo que estaba reprimiendo en la mesa.
Mojan sus rostros, arreglan su cabello y retocan un poco el maquillaje. Antes de salir rumbo a la mesa donde están las aburridas se dan el último beso que sellará una noche de complicidad. Vuelven a su mesa como si nada hubiera pasado.