Es un pueblo organizado en torno a una calle larga en tres tramos: Calle real de Arriba, calle real del Medio y de Abajo.
Es pueblo de trashumancia , de nieve y abundante lluvia en invierno y calor en verano.
Tiene río y gargantas de singular belleza, iglesia barroca, puente medieval, Picota , casa de la Inquisición y Casa con dintel de piedra donde pernoctó Carlos V en su retiro a Yuste.
Todo ello nos habla de su antiguo esplendor de villa afaenada como nos indican nombres como El Batán, la Fábrica o la casa del tinte.
Aún hoy se puede rastrear un pequeño barrio judío.
Duele ver esas fotos en blanco y negro de una visita del Gobernador en que ,tras el desfile de autoridades engalanadas para la ocasión, desfila un nutrido cortejo de niños.
Esa otra fotografía de los soportales de la Calle Real de Arriba ,en que se ve a las mujeres barriendo las puertas, cogiendo agua del arroyo en que según mi madre se veían saltar las truchas, charlando, mientras nuevamente un coro de niños juega a la pelota , asustando a las gallinas que campan a sus anchas .
Eran las de entonces quintas de cuarenta personas. Ahora , de seis , todo lo más, con lo que el colegio y las calles y las familias se quedan sin niños.
Y sin corrillos de mujeres zurciendo y pegando la hebra en las calles.
Y sin vendedores ambulantes.
Y casi sin comercios.
Y sin cine.
Y sin bares.
Duele ver esas fotos antiguas, sí, en contraste con pueblos de hoy tan bellos y tan muertos. |