Divagaciones de madrugada
DESPERTÉ A LAS 04:30 hrs
Silencio total, desperté en el medio de la madrugada y vi por la ventana, a medio camino al oeste, la luna que hace dos días estaba enorme y brillante.
Antes de seguir les comento que desde hace años vivo solo en un pequeño departamento que arriendo en un lugar tranquilo de una comuna de la parte sur-este de Santiago de Chile, con mi computador, el aparato de televisión con pantalla de alta resolución, el equipo de música con un pendrive de cantantes españolas desde Lola Flores hasta la Mónica Naranjo, pasando por la Casal, la San Basilio, la Pantoja, la Malú, la Concha Buika y otras más, y además con algunas botellas de vino tinto que voy consumiendo con moderación según de que esté escribiendo.
Me levanté fui al baño, hice lo que me urgía hacer, tomé agua y me volví a acostar. Frío no había o yo no sentía, el sueño se había alejado y me puse a pensar, pensar en esto y aquello, en la luna y el sol, en la vida y el amor y también en una cabellera de color indefinido que en la penumbra sentía como que se enredaba en mis dedos..
Seguía pensando y buscando una rendija para entrar en el sueño de la dueña de aquella cabellera y no la encontraba, por lo tanto seguía hurgando en mis recuerdos y circunstancias.
De repente me encontré pensando en la muerte y no en la muerte como tal, sino que en mi propia muerte y sobre todo en la forma que debiera morir.
Creo que es mejor planificar como morir y hacerlo a conciencia para no causar imprevistos y no acarrear problemas a los que seguirán viviendo, como por ejemplo: comprar el lugar en el cementerio, comprar el cajón o ataúd y contratar el funeral; por otro lado dejar las cuentas de agua, electricidad, Internet y otras pagadas, hacer un testamento para legar mis versos y sueños inconclusos, también qué hacer con mis recetas de cocina, a quién dejar los libros y mi caja de herramientas etc.
Volví a pensar en algo que desde hace un tiempo llevo analizando y es en lo relativo a sepelio, cementerio, ataúd y/o crematorio, estoy casi convencido seriamente de dejar mis restos para estudio y medio de conocimiento para doctores y alumnos de alguna universidad, además tomando en cuenta que todos los gastos los paga la universidad que los reciba.
Importante también dejar pagados, por lo menos un par de años de Internet, para no desaparecer bruscamente de mi viento con letras que recorre las redes virtuales dispersas por el mundo de habla castellana..
Otra cosa importante que tengo que acordarme, o más bien acostumbrarme, es que aunque sea invierno o verano siempre debo dormir con pijama, puesto que es algo a lo que no estoy acostumbrado, y es para que cuando los vecinos me encuentren no me vean desnudo con toda mi humanidad al aire y la vecina del tercero se arrepienta de no haber aceptado mi invitación a cenar.
Y algo que haré hoy mismo sin falta, dejarle llaves del departamento al vecino de al lado y así no tengan que romper puerta o ventanas para saber por qué hace días que no me ven…
Y seguí pensando de esto y en otras muchas cosas, hasta que supongo que me quedé dormido…
Incluido en el libro: Pinceladas de tinta, inquietudes, divagaciones y otros.
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