....El problema es que seguí caminando y secando mis lágrimas con el viento, seguí andando cansado, con la vista pegada al suelo, con las rodillas rotas y las manos abiertas, los brazos cruzados. El problema es que nunca me detuve, con la vista nublada seguí caminando, con los ojos entreabiertos, seguí haciendo, dando, omitiendo, viviendo. El problema es que caí al suelo y no me mantuve tirado, acostado, dolido, sintiendo. El problema es que no sufrí demasiado, sufrí tan poco, tan leve, imperceptible, ignorando, sufrí tan poco que estuve muy pronto de pie. El problema es que ahora extraño el suelo, el lodo, la mugre, la sangre, extraño ver mis heridas, sentirlas mías, sufrirlas. El problema es que pensé que mis lágrimas eran estorbos que no me permitían avanzar.
El problema es que ahora avanzo desecho, con los brazos abiertos pero con nada qué entregar, con el corazón roto pero sin una gota de sangre, con los ojos secos sin lágrimas qué derramar. Porque el dolor es tan fuerte que pareciera que él me arrastrase a vivir otro día más, que se puso mi rostro y comenzó a hablar, y guardó mis sueño bien al fondo, donde no los pudiese encontrar. Porque siento ira, rabia, siento todo lo que supe controlar porque el dolor no me conoce, sólo existe, se manifiesta.
El problema es que... |