La casa En la profundidad de tus ojos, me sumerjo, de la humedad de tus labios, bebo, en la mullida almohada que son tus tiernos cabellos, me duermo. De tu piel de marfil, de tu piel carmesí, me alimento. Y en el templo que es tu corazón enamorado, vivo.
Texto agregado el 22-03-2018, y leído por 60 visitantes. (2 votos)