Encendió la app; miró a los que aparecían cerca, por si alguno le parecía atractivo (lo que siempre hacia cuando daban las 23 hrs y se encontraba a solas en su departamento).
Apareció de repente, en medio de las caras grises y repetidas. Se veía luminoso, sonriente, tal como le gustaban. Había algo en sus ojos que le hizo deslizar el dedo hacia la derecha, esperando que el gusto fuese mutuo.
"It’s a Match" – anuncia la app de pronto. No tenia nombre, solo un emoticón sonriente.
Distancia: 514 metros
“ Hola que tal” le escribió, sin titubear; si todo iba bien, hasta podrían verse esa misma noche
Efectivamente hubo respuesta: un emoticón sonriente, el mismo que estaba en su perfil.
“Como estás? Un gusto….linda foto”; insistió, esperando una respuesta más elaborada, que le permitiese un enganche para la noche.
Del otro lado del chat volvieron a repetir el mismo emoticón sonriente.
Distancia: 322 metros.
“Estás muy cerca”…en qué andas por aquí? Estás en tu casa?
Esta vez no hubo respuesta. Pasaron unos minutos y volvió a chequear su perfil.
Distancia: 131 metros.
De pronto un sonido del teléfono anunció un nuevo mensaje. Era otro emoticón; esta vez con una carcajada abierta. Notó que la foto ya no estaba, y ahora solamente se veía un fondo negro.
Distancia: 56 metros.
Otro más que estaba tomándole el pelo. Decidió dejarlo y seguir mirando quién más estaba en la app.
No alcanzó a mirar mucho antes de que un nuevo mensaje apareciera en su pantalla. El emoticón con cara de diablito, enojado; pero esta vez venía con un mensaje. “¿Porqué no miras nuevamente mi foto ”?...
Volvió a ver su perfil; Y ahí estaba, el mismo rostro que le había fascinado momentos antes, pero ahora con los ojos cerrados, vestido de terno y fotografiado dentro de un ataúd..
Distancia: 5 metros.
Cerró el teléfono en un sobresalto. En ese mismo momento, golpearon tres veces a su puerta. Los sonidos de notificaciones en su celular comenzaron a sonar incansablemente, en cascada.
“Quién está ahí” – preguntó con voz temblorosa. “ Llamaré a carabineros!” – Las notificaciones del celular seguía sonando. Apagó el teléfono para no oírlo más. Fue entonces que el ruido de las notificaciones pasó a ser reemplazados por golpes constantes a la puerta.
-Vayanse, paren con esto! – sus gritos no servían de nada. Los golpes no cesaban.
Volvió a encender el teléfono para pedir ayuda. Fue entonces que los golpes se detuvieron y regresaron las notificaciones de la app.
Decidió abrirla una vez más. El emoticón de un corazón partido venia junto al mensaje “No dejes esperando a tu match”. En la foto de perfil ya no estaba el tipo apuesto; ahora estaba su propia cara, con los ojos cerrados, dentro de la tumba.
Distancia: Cero metros
“It’s a Match!”…
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