Poema
Letras de tiempo, camino y vida
LEE Y ESCUCHA CORAZÓN (Marzo 2011)
En nuestro diálogo anual corazón, en este marzo del 2011, alcanzamos el mágico número ¡69!
¿Sientes corazón? ¿Siento yo?
Sí, sentimos que nuestra tierra larga y angosta sigue temblando,
que a lo ancho del mundo reclama con furia la tierra también,
que se rebelan con ímpetu ríos y mares buscando el cauce milenario,
que se libera la energía del iracundo átomo indomable,
que mujeres y hombres oprimidos reclaman libertad,
que tiranos enquistados con tanques y aviones cercenan esperanzas,
que individuos ávidos de dinero envenenan destruyendo juventud
y con todo aquello que no podemos dejar de ver y sentir,
yo aún te siento corazón como sigues martillando en mi pecho.
Te propongo corazón, que con el recuerdo de años no lloremos,
que por los vaivenes temporales no desesperemos,
el tiempo, el clima y el amor, en algún giro estarán de nuestro lado.
Y también te pido, que sin desconocer los avatares del presente
que truncan derroteros, causan dolor y producen sinsabores,
nosotros, los dos camaradas de vida, tu y yo, sonriamos corazón.
Miremos la vida por la cara y por la cruz, por el anverso y el reverso,
de un lado y del otro, desde arriba y también desde abajo.
Veamos lo bueno y lo malo y no busquemos culpables.
Caminemos juntos por los senderos claroscuros de la vida.
Transitemos este año, optimistas, viviendo la pasión de la existencia.
Multipliquemos por doce el número sesenta y nueve
y así será posible que alcancemos y vivamos otros marzos,
con la fuerza que obtengamos de gozar los dígitos invertidos.
Hoy es el giro de nuestra vida, ya fuimos, ahora volvamos.
Desandemos tantos años como tantos hemos andado.
Este número es la esquina de nuestro itinerario,
ya caminamos a la muerte, ahora nos toca caminar hacia la vida.
¿Te acuerdas corazón que de niño tomábamos mate,
que luego por cambio de país y bandera dejamos de hacerlo?
Hoy a esta edad ya no sentimos que nos separan líneas arbitrarias,
al igual que nuestro número dan una vuelta y se acomodan al camino.
Por eso nuevamente y sin importar la latitud, otra vez tomemos mate.
Pero no reclames corazón, adivino tu inquietud, también es la mía.
Sí, sí corazón, seguiremos bebiendo las lágrimas tintas y rosadas
de las uvas que producen todo los valles de la tierra sin fronteras
y seguiremos libando de labios rojos esencia de vida, esencia sin igual.
Sí, corazón: ¡Esencia de mujer!
Incluido en libro: La saga de los vientos
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