No me pidas amor
De regreso de una gira mundial, Tomy Sander, un afamado músico de reggeaton; realizaba los tediosos y aburridos trámites migratorios en su Puerto Rico natal.
Copa Airlines lo depositaba en el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, donde sus fans deliraban con su presencia. Su verdadero nombre era Tomás Arquimio Sandoval Alubia, nacido en el seno de una familia humilde de los alrededores de San Juan.
Poco supo de su padre; lo había abandonado cuando tenía 6 meses de vida. La historia oficial le asignaba un rol de escasa importancia, aunque la prensa amarillista lo ubicaba conduciendo un cartel de droga o regenteando prostíbulos.
Su fama había alcanzado tal prestigio que opacó hasta la del boricua más famoso del mundo,el mismísimo Ricky Martin.
Era evidente que la música era lo suyo, sus innatas virtudes lo hacían único en su género y casi se atrevería a decir, que de todos los géneros.
La revista People lo catalogó como uno de los tres músicos más influyentes de la historia, luego de Ludwig van Beethoven y Wolfgang Amadeus Mozart.
Tomy solía reír de estas comparaciones, aunque para sus adentros, se consideraba superior a los que lo antecedían en el ranking.
A sus consagradas dotes interpretativas, de sus plumas brotaban las poesías más maravillosas que irradiaban de sol la vida; tan simple como inmensa, y llegaba a todos.
Niños, Adolescentes, Mayores, todos subyugados con la presencia de aquel personaje que reunía todas las condiciones que hacían que los elogios parecieran mezquinos.
Luego de pasar por migraciones, lo esperaba un cartel en las manos de su asistente que rezaba: “Tom, estoy aqui”.
Por los altavoces de la estación aérea, a modo de recibimiento se escuchaba su último éxito, “ No me pidas amor”, inspirado en una historia que tuvo a temprana edad, con una maestra de tercer grado, curiosamente la que sostenía el papel de bienvenida.
Desde niño tenía como incorporado un menú de ritos seductores que como carta de presentación ofrendaba a quien se le pusiera delante.
Fue así como Rosa, su maestra de lengua, quedó prendado de aquel mocoso que cautivó su corazón. Cuando su fama trascendió las fronteras se volvieron a encontrar y a partir de ese momento no se volvieron a separar.
Como si hubieran sellado un pacto y casi siguiendo la letra de su tema nunca le dio amor.
“Si tuvieras 20 años, baby
Si bailaras como yo oh oh
Mami, no me pidas amor..”
Los 16 años que separaban a Rosa de Tom, el tiempo se lo hacía notar. Parecía una madre que esperaba a su hijo.
Nadie creía los 27 años de Tom y sí compraban los 43 de su, como llamar a esta relación, ¿pareja?
“solo telnura pa´dalte
no me pidas amor oh oh”
Poco se conocía sobre la vida privada del cantante, solía recluirse en su isla, a componer y a descansar de sus agotadoras giras. Siempre con la compañía de Rosa.
- Este mofongo está exquisito, ya lo estaba extrañando
Si había algo que esperaba en cada regreso era ese plato con que Rosa lo agasajaba en aquel paraíso que era su residencia.
-Algún día tendría que componer un tema sobre el mofongo
- Te comento que con el grupo estábamos pensando en dar un concierto en la Ópera de Berlín, puro reggaeton para descontracturar a los sajones.
-¿qué opinas?
- Si los rusos te aplaudieron de pie, no creo que existan problemas con los teutones
Rosa era su confidente, no daba ningún paso sin consultarla. Era como su manager en las sombras.
-Tom, estuve pensando mucho en tu futuro y quiero proponerte algo - Inquirió Rosa
Ya hacía cerca de cuatro años que habían decidido compartir vida, casi al tiempo del monumental crecimiento artístico del cantante.
-Ya es momento que abandones tu carrera
-¿Cómo?
Quería protegerlo; con sus 27 años, era la misma edad que ostentaron grandes músicos de la talla de Jimi Hendrix, Jim Morrison, Kurt Cobain y una veintena más de artistas, que vieron frustradas sus carreras a esa temprana edad.
- ¿no me digas que te creíste lo del club de los 27?
- No solo eso, serás el próximo en incorporarte si no me haces caso.
Los periódicos anunciaban la extraña desaparición en las aguas del Caribe de una embarcación que llevaba al cantautor y su asistente. La guardia costera informó que luego que de infructuosas búsquedas no pudieron dar con su paradero y que daban por desaparecidos a sus tripulantes.
Con el tiempo se conoció la obra póstuma de Tom Sandler cuyo título era:
Voy a darte amor, nena.
Ya pasaron seis meses de la irreparable pérdida y el tema alcanzó el top five de la música, fue interpretado por la orquesta filarmónica de Berlín, en reconocimiento a su trayectoria.
Huiré contigo, Baby
tu mofongo me seduce nena
moriré en tus brazos oh oh
OTREBLA
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