Nosotros, que caminamos largos días
que reprimimos mil posturas,
que nos quedamos sin amigos.

Nosotros, que repartimos tanto cariño
que sufrimos muchos destinos,
nosotros fuimos testigos de lo que fue.

Nosotros, los pecadores sin consuelo
los equivocados e inoportunos,
los que dejamos un tiempo en la penumbra.

Nosotros, que fuimos los reyes sin corona
los que aprendieron a ser hombres,
en los suburbios de la vida.

Nosotros, seres humanos renacidos
gente de gente que más amamos,
nada nos queda se ha perdido.

Nosotros esos chiflados sin testigos
locos que vagan en las sombras,
locos que sueñan sueños de otros.

Nosotros fieles amigos desde siempre
inquebrantables, devotos de este destino,
hoy nos llamamos arrepentidos...

Alessandrini María del Rosario