Estoy aquí hace muchisimos años. Encastro perfectamente con la de al lado, y formamos una comunidad. Los feligreses depositan su pedido, entre mis aberturas, con deseos, entrega y resignación. Los hay de todos los pueblos colores y razas, y vienen de los diferentes confines del mundo. Algunos balbucean palabras extrañas que no alcanzo a comprender, pero todos con esperanza. Estoy maravillada ante tanto anhelo, de aspirantes a un mundo mejor.
Viene un niño, escudriña en que recoveco depositar su humilde deseo. Con deleite advierto que ya lo encontró, el lugar justo.
Estoy presa, pero llena de ecos de historia y las ansias que depositan en mí, me instan a tener esperanzas.
Estoy aquí y pertenezco a la ciudad de Jerusalén.