El dulzor de tus labios de espino
altos pliegues
tan cerca del sol,
hacen tapa de carne en los suyos
¡por dios santo tan faltos de amor!.

Es que el juego de danzar en la pista
entre piernas y abrazos de hoy
no son más que el recodo de algo,
muselinas que el tiempo rajó.

Que no diga el rufián de la esquina,
ese negro despojo de ayer
que los besos sedientos de anoche
paren arena y rajan su piel.

Si el sexo se vive a destajo
no fomenta ser único y fiel,
hay nombres,
fantasmas y bragas,
hay tanto de todo
en este mundo de piel.

En la fosa renace el cadáver,
la noche persigue a la sed,
hoy la lengua se viste de tallo
se eleva al manzano
y pare vejez.