A ti dedico mis versos y,
ante todo, mi sentimiento
bajo la noche callada donde no
cabe ya más hilo que trenzar
en este cuento.
Con renovadas fuerzas vengo
contra todo pronóstico
o augurio
de miedo que abandoné
desde el abrazo primero
durante una noche sin estrellas
en aquel páramo mágico
entre labios que se abrazaban
lanzándose
hacia la boca abierta y con sed
de otra vida
hasta la madrugada brillante
y ausente de horas
para no romper la magia del instante
por voces incapaces de expresar
lo mucho, lo profundo, lo tanto...
según el descompás de los latidos
sin palabras ya
ni tiempo
si con desmedido tiento
sobre la sutil telaraña del preamor
tras ocultas caricias contenidas
versus el brillo de los ojos con-teniendo
vía de escape antes del estallido
y enamorarlo todo.