Cuentan que Artemio Hoz encontró muerte horrenda por hacerle la espera cuando se disponía a salir a bailar un sábado por la noche. Desde entonces he aprendido la lección y me quedo viendo la programación. Al parecer le apremiaba la búsqueda de hembra placentera y ese fue su punto flaco. Que era sabido por sus matadores. Al parecer-también- unos cazadores que se sabían las artes y manejos del reclamo de perdiz. Muerte horrenda dictada por las gónadas, o como se quiera decir el apartado ese sexual, del referido animal.
Hay que ser cobarde- había dicho Artemio, en el café, la tarde anterior-, para andarle en matacera a un pájaro cuando sale a la búsqueda del amor. Y esa fue su sentencia. No hay que dar nunca ideas. Puede haber siempre un novio celoso despechado detrás de una pared.