En nuestro jardín de edén miramos sin ver, vivimos sin saber. Las artimañas de un reptil nos convenció, el mal se propago por cielo Y tierra. El hombre dejo su inocencia desoyendo la voz de Dios, ahora cruzamos el mundo entre buenos y malos. ¿Será que nuestra capacidad no alcanza para comprender el valor de nuestra existencia? ¡Qué tristeza saber que pudimos elegir y no nos dio el corazón manzanero. Nos vendimos por una gota de miel, Por un deseo carnal navegando a estribor… ALESSANDRINI MARÍA DEL ROSARIO
Texto agregado el 23-02-2018, y leído por 95 visitantes. (5 votos)