¿Se puede vivir de ilusiones? ¿crees que se debe ser racional ante las decisiones románticas? Hago este análisis, ahora que acabo de cumplir un año más de vida, esta segunda parte de los 25 que marca a muchas personas y que me marcó gracias a ti y que da pie a esta historia.
Días antes de conocerte siempre me incliné a estar tranquilo, a no ser el chico que buscaba a una chica, sino el que esperaba, el que respondía bien cuando una de ellas me hablaba bastante, incluso cuando yo les decía amigas pese a que ellas querían lo contrario, pero yo me resistía como caballero. Aquel día mi hermano me acompañó a matricularme a ese Instituto de Lengua y con muchas ganas inicié una nueva etapa: el momento de conocerte.
Sentándome en la parte posterior pude divisar a lo lejos una sonrisa cautivante, una mirada curiosa y muchos gestos de tranquilidad que me sorprendieron. Por dos semanas estuve acercándome a tu sitio, hasta que un día lo logré y me quedé frío ante tu pregunta: ¿quieres ser mi apoyo en este trabajo?... ese día corrí y le dije a mi mejor amigo: "he conocido a una mujer extraordinaria" y dormí feliz.
El día que te pedí tu Facebook fue tan gracioso que pensabas que era un acosador, y después supiste que siempre quise hablarte, desde aquella vez que vi tu mirada y te mandé un mensaje que tardaste días en responderme. ¡Imagínate que esa copia que saqué de más fue para ti y nunca lo supiste!, ¡Caray, así me tenías de loco! Lo curioso fue que desde ese día supe que escribirte a cada rato, que esperar sentado tu respuestas me traerían tantas cosas malas, tantos días sin dormir.
Cuando acabó el tercer módulo de trabajo, ya nos hablábamos más seguido pero aún no me atrevía a pedirte la mano, los pies, todo. Me di cuenta que primero debía ser ese amigo que siempre te acompañó, que siempre estaba para ti, incluso cuando no tenías ni borrador y le quité a la chica del costado que tanto nos molestaba, hasta ahí fue gracioso.
Durante el quinto módulo decidí avanzar y pedirte ser mi enamorada y aceptaste, y fui feliz. Hablábamos como dos teleoperadores: ¿quiere un servicio?, Sí, ¡te quiero a ti! y parecíamos dos locos que se veían todo el tiempo, y cuando te diste cuenta que parecía mucho el tiempo que pasábamos, no supe manejarlo.
Hasta aquí llegó la felicidad, hasta aquí los te quiero, esos 28 meses de estar juntos nos pasaron la factura, todo el día, todos los días, todo el tiempo. La monotonía mató el momento, mató el mejor tiempo que teníamos. No, no fue la monotonía, fue nuestra falta de valentía, la poca experiencia para tomar decisiones y el poco valor para decirte que mejoremos. Odio a la gente que dice tú no me sumas, tú me restas, como si fuéramos matemática. Odio a la gente que pide tiempo, a ti te hubiese dado mi reloj de Marvel que siempre me muestra lo atrasado que estoy, pero no. No era eso.
Estés donde estés, después de esta partida (que provoqué yo) espero que cuando leas esto, entiendas mis razones. Te aburriste de mis historias, te aburriste de mis trabajos, te aburriste de mis locas decisiones. ¿Por qué nunca supe que todo este tiempo, atrapados los dos sin darnos espacio nos mataría? ¿por qué cuando queríamos intentarlo, te pegabas más? ¿por qué cuando quise cambiar te resististe?. Quizá nunca sepa la respuesta, quizá si. No lo sé. Ahora solo sé que todo esto siempre tuvo una explicación, una razón para entenderse pero nunca se dio en su momento y me quedo sentado pensando, buscando entender la mayor de mis dudas: ¿Te diste cuenta que, cuando nos veíamos menos, nos queríamos más? |