Qué hay ahí,
acaso algo con vida aún
después de las batallas?;
y toco el clamor de sus labios,
rojos bordes ensangrentados,
y me parto,
pobre absorto vigía desgarrado.

Así es el corazón,
como hierro viejo desgastado,
corroído y profanado,
así esa palmera desvirgada
a punta de ventiscas y de llamas
azotada.

Descansa deslinde del alma
en este sentir precipitado,
que nadie se ha muerto en
querer lo que se ama,
en padecer de vida el esposado.

Te besé una vez en tu llaga acurrucada
y me hice trino purpura escarlata.