Inicio / Cuenteros Locales / DesRentor / Despedida para Silvia.
Recuerdo que una vez renegué de todos ustedes y casi me gano una cachetada de mi madre por decir que no eran familia.
De esas cachetadas que dejan quemando el alma y la buena vida que uno disfruta de adolescente, siendo rebelde y flojo, indiferente hacia el resto de la gente. Esas que terminan llenándolo a uno de arrepentimiento, mientras el orgullo nos hace callar y el pedir perdón no es opción ni califica para cerrar la brecha de separación entre el error y la verdad.
Nos recuerdo a todos jugando en acordes con sus gritos para sentarnos y alguien siempre avisándole al tío Armando, que en paz descanse, que bajara también a almorzar. El Seba y el Nico aprendiendo a garabatear como pistoleros y yo encaramado del muro de la terraza o de los muebles llenos de libros que me gustaba ojear para los cumpleaños, los años nuevos o los días de navidad.
Recuerdo el barrio del cerro San Juan de Dios despierto y los limones y plantas del patio vibrando con el viento y con el sol, mientras nosotros con piedra y pólvora al borde de la calle, reventábamos los pisacuetes de la infancia que quedó ahí, entre Bernardo Vera y el pasaje Miller, compartiendo a veces también con los vecinos el sonido de los fuegos artificiales.
Me habría gustado despedirme como se debe. Reírme y acompañarla un ratito más mientras me recomendaba libros o me preguntaba por algún concierto de música clásica durante el verano. Pero me quedo con ese recuerdo y con el agradecimiento de haberme enseñado que no se necesita ser de su sangre para sentirse familia en algún lado.
A Silvia Gaggero Trejo. QEPD. |
Texto agregado el 22-02-2018, y leído por 77
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