Estaba sentada en la acera, surcos de maquillaje en el rostro, el labial fuera de las comisuras, la ropa rasgada y un hombro descubierto, lloraba recordando que minutos antes un hombre la había forzado.
- las putas no merecen respeto -le gritaba - Sólo sirven para esto!
Apretó su bolso contra el pecho y lavó en un charco sus manos manchadas de sangre.
- Mañana estaré mejor! - se dijo.
Tomó el autobús y llegó a casa, su marido estaba borracho, dormido en el sofá mientras anunciaban un nuevo detergente en la televisión, se dio una ducha con agua tibia y se acostó a dormir cersiorándose que su bolso estuviera a la vista.
La despertaron en el alba los gritos del borracho, exigiendo desayuno para ahuyentar la resaca, llamándola puta, inútil, torpe, pidiéndole dinero para comprar más licor. Abrió los ojos y se lavó la cara, tomó su bolso y lo llevó a la cocina, cortó algunas verduras que aún había en la nevera y las incorporó en el procesador oxidado junto a un trozo de carne, preparó la sartén, esperó y desvió la atención de su bolso, que había pasado a un segundo plano.
Al terminar, llevó las empanadas al sofá donde el hombre con resaca escuchaba las noticias matutinas, ella sonrió y se dijo a sí misma que saldría en la noche, pero no volvería, subió el volúmen de la tv mientras el hombre engullía las empanadas, con un júbilo grotesco.

" los últimos reportes anuncian que encuentran a un hombre desangrado en un callejón del centro de la ciudad, sin identificación, al parecer. cortaron su pene sin piedad "
La mujer sonrió sin hacer ruido, recogió el plato vacío y se aseguró que su bolso desapareciera, al fin y al cabo, su venganza anónima fue más placentera que la que le trajo tomar justicia por su propia mano.
La rubia de las noticias se despedía diciendo que no habían rastros del asesino, pero descartaban que una mujer lo hubiera hecho, por la complexión física del hombre muerto en la acera.
Al partir, decidió no mirar por la ventana del autobús y olvidar la última receta preparada.
El hombre muerto en la acera jamás pensó terminar en el plato de un desconocido.