Tres princesas se juntaron y se fueron a quejar ayer con el que escribe los cuentos, le dijeron que sus historias eran muy largas y nunca terminaban, que pasan los capítulos y nunca llegan sus príncipes azules, que ya estaban aburridas y querían salirse de sus cuentos. El escritor les ofreció incluir en sus cuentos finales felices chiquitos al final de cada capítulo, hasta crear al príncipe adecuado para cada una de ellas. Las princesas aceptaron esa oferta, pero pidieron más cosas, como un castillo más grande, que el dragón de la torre sea más amigable, muchas maletas de ropa y más maquillaje; el escritor acepto sus exigencias y ellas se fueron sonriendo. Ya afuera, a unos metros de la puerta, apareció el lobo feroz de Caperucita Roja y los Tres Chanchitos, ellas asustadas les dijeron que se vaya, que se había equivocado de cuento, el las miro fijamente con una sonrisa muy hambrienta y les dijo, que ayer él también le pidió al escritor un final feliz para su cuento.