Sobre la alfombra roja otra modelo del brazo del magnate octogenario. En el photocall ella sonríe con maestría. Él, acostumbrado a los medios, espanta las acusaciones de los herederos codiciosos con gestos aristocráticos y palabras amables. Las sospechas de amor mercenario persiguen a la pareja desde el principio como moscas de septiembre. Aún no hay fecha de boda. Flashes. La visita de la cigüeña no está descartada, aunque aún es pronto para hablar. Risas.
Él susurra, entre arrumacos, algo cariñoso al oído de la modelo. Los periodistas quieren saber: ¿qué te ha dicho? Ella se despide elegante y misteriosa: no os lo puedo contar, nosotros también tenemos nuestros secretos.
El enigma es que el gran prohombre necesita ir otra vez al servicio.