¿HAZ MIRADO TU “ESTADIÓMETRO VALÓRICO” ÚLTIMAMENTE?
El decir NO cuando no estás de acuerdo con alguien, NO es ser negativo o querer llevar la contraria. Es señal que sabes lo que quieres y no tranzas si no es de tu agrado. Siempre y cuando estés seguro de lo que hablas o decides.
El buscar lo mejor para ti, NO es señal que seas egoísta. Porque siempre es bueno superarse en los distintos ámbitos de nuestra vida. Sin caer en la avaricia o codicia y mucho menos en el “síndrome de creer que eres superior al otro”.
El preocuparse de tu presentación personal, NO es señal que eres egocéntrico o superficial. Siempre y cuando lo hagas en su justa medida sin caer en la vanidad o sobre producción y mucho menos desprecies al otro por “el envoltorio” que lleva.
Desafortunadamente, muchos tienen esta, digamos… “arritmia valórica”, pues con facilidad tienen proclividad de mirar “lo que tiene el otro”, “lo que lleva el otro”, “cómo le ha ido en la vida al otro” y “en que me diferencio” del otro.
Pero, cuidado… los títulos, el apellido, el dinero y aún lo que llevas encima, tienes en casa o manejas por las calles… definitivamente NO te hacen una buena persona y mucho menos, mejor que el otro.
Nada que “materialmente” llevamos o nos acompaña en nuestro ajetreo diario, nos da la “autoridad” de sentirnos, creernos o mostrarnos más arriba de lo que realmente “medimos valóricamente”.
Posiblemente el “estadiómetro valórico” registrará una medida y dependiendo de quien la esté observando… la tomará más o menos en cuenta pero, todos conocemos y tenemos conciencia de cual es la medida justa. Y yo no voy a aplicar la regla en tu vida, apenas logro equilibrar o medir la mía…
Sólo te invito a meditar.
Tal vez, lo importante es que, al llegar la noche y entregar tu cabeza a la almohada, lo hagas con tu conciencia lo más relajada y limpia posible. Repases tu día, antes que “Morfeo” te abrace. Y puedas sentir que fue un día provechoso, que avanzaste en el camino, que dejaste buena huella y que puedes mirar de frente a quien se ponga en tu camino, de igual a igual.
Esa es una buena manera de dar valor a tu vida y de paso, valorizar la vida de otro.
Porque definitivamente, al irnos de esta tierra, primeramente no nos llevaremos nada más que lo que puedan colocar dentro de nuestra “última cama”, las palabras que digan en discursos o despedidas… se las llevará el viento, las flores que lujosa o hermosamente adornen nuestro lecho fúnebre, se pudrirán al paso de las horas y, definitivamente… entre ricos y pobres, apellidos ilustres o extranjeros, títulos o aplausos, donde iremos no hay “estadiómetro valórico”, por lo tanto, nada de eso nos servirá, nada. |