El sabio se despidió de mi, con aquella sonrisa atemporal como la Mona Lisa... Antes de irme de su humilde morada, me pidió que escribiera acerca de la plenitud... Trataré, respondí... No, no trates, escribe con humildad acerca de aquel supremo sentimiento... Está bien, respondí... Puedes irte, dijo... Me levanté y caminé hasta la puerta y ya afuera, volví mi mirada al sabio... Tan solo le vi a través de la ventana, sentado, con los ojos cerrados y sonriendo, satisfecho... Unas lágrimas brotaron de mis ojos... Pensé que quizá no lo volvería a ver... Quizá por su avanzada edad y sus graves enfermedades... Pensé en la palabra humildad y luego en la plenitud... Y me parecieron provenir de la misma fuente... Pero, de dónde nacen las palabras?...
Ya en mi casa cogí un diccionario y leí sus significados... Y observé el esfuerzo por describir un estado atemporal y divino... Dejé los libros y fui a dar una vuelta por la calle...
Miré las personas en plena oscuridad y a uno que otro gato o perro que circulaban por las esquinas... Un auto se detuvo y me preguntó acerca de una dirección... Se la di mas o menos, pues siempre fui desubicado... Seguí caminando hasta llegar a un parque... En él había un poste y en su parte mas alta un faro de luz que alumbraba muy bonito a casi todo el parque y a gente medio escondida en uno que otro rincón haciendo no sé qué cosas... Deberían ser bastante bajas como para notarlas... Sonreí y busqué una banca, estaba un poco agotado... Me senté en una de ella y noté un bulto a mi lado, era un vagabundo de no mas de cincuenta años, muy sucio y pequeño... Saqué mi cuadernillo y me puse a anotar cuanto vi durante mi paseo... En él puse palabras sueltas con respecto a la plenitud... Y cuando estaba por esgrimir un pensamiento, el hombre o vago, despertó... Buenas noches, dijo... Buenas, respondí... Tiene algunas monedas para mí?, preguntó... Le di unas monedas y seguí tratando de escribir... Es usted poeta?... No lo sé, repondí... Y, de qué escribe?... Acerca de la plenitud... Ah!... Esa palabra me trae bellos recuerdos... Allá cuando joven y en los brazos de mis padres y hermanos... Recuerdo verles en una mesa en noche buena, hablando y bromeando mientras tomabamos el chocolate y unos panecillos dulces... Esa fue una noche plena para mi vida... Y luego mi primer amor, mi primera comunión mientras mi familia observaba mi blanca vestidura y el cura me daba una galleta u hostia... Luego mi primer hijo, mi mujer, mis hermanos y luego, el desastre... Cuando me mandaron a la guerra civil... El acabar con la vida de una persona es como si acabara con una parte hermosa de nuestras vidas... Luego volver a casa y ver todo extraño, como si dentro de mí hubiera un perro loco en busca de sangre, de demonios amigables y pasionales... Pienso que fue el fin de mi vida en el mundo... Luego, aquí y allá... Buscando olvidar lo real o la ilusión y pensar y pensar durante el resto de la vida y sentir que miles y miles de frutos hermosos se pudrieran dentro de mí... En verdad, mi vida está podrida y no sé cuando terminará...
Miré al hombre y noté que sus ojos quedaron estaticos y sin brillo... Le cogí la mano y estaba muerto... Me paré y me fui del parque... Pensé en llamar a la policía pero no era necesario... Era el resto de un ser humano y su belleza acababa de regarla en mi corazón... Luego escribí un poema...
Mientras bebo una cerveza
beso mis recuerdos
abro las puertas de mi alma
y un ave despierta y parte lejos
la miro y en su vuelo dibuja un cuadro...
Revientan mil palabras en mi ser
y de un punto nace un sentimiento
brillante como una estrella
Se acerca a mis labios
y me besa por la eternidad...
Termino mi cerveza
y escucho la voz del silencio
me habla de un vago
de un ave en el cielo
de un anciano sabio...
Y de cada nota escribo sin parar
ya lleno de paz
y lleno de gratitud por un instante mas...
Pueda que esté destinado
a borrar todo pasado y futuro
con las notas de un presente
lleno de gratitud
y lleno de gracia por una vida mas...
Cerré mi cuadernillo y fui en busca del sabio... Toqué su puerta pero no la abrió... Miré su ventana... Respiré tanta soledad y silencio... Era mi único amigo y le amaba... Le amaba tanto como a mi soledad... Era mi amigo y le vi aun sentado en su vieja silla, sonriendo mientras sus ojos miraban una eternidad que aun no podía observar... y de un brillante presente... |