Tras tu piel, el paisaje eterno
que invita al roce de cada poro,
a hundirse en esos mares oscuros
esperando los instantes sumisos
en los que se zurcen las heridas
que van dejando las tormentas.
con sus destellos de silencios bruscos.
Allí, entre tus latidos zigzagueantes,
llueven abrazos que muerden la piel
bajo el rugido de tus cabellos de otoño.
A tu encuentro voy con el reflejo insomne,
saliéndome del letargo que me arropa,
hundiéndome en el peligroso delta
del beso prendido a tu arcoíris nocturno.
Texto agregado el 10-02-2018, y leído por 77
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