Inicio / Cuenteros Locales / atolonypico / MORIR DEL CUENTO.
Sin aquella frase el relato se quedaba cojo; pero se me había acabado la tinta de la estilográfica y no tenía más medios en aquella cabaña en la que me había retirado a escribir. No tenía más instrumento de escritura. Si no la reflejaba pronto sobre el papel se me olvidaría, como había ocurrido otras tantas veces. Ni una mala tiza con que rematar la faena narrativa sobre aquella pizarra- en la que llevaba el esquema de la historia- que sí tenía. Probé con un tizón del fuego pero no contrastaba. Sé que parecerá excesivo pero no tuve más remedio que recargar el tintero con mi propia sangre. En aquel momento de mi existencia valoraba tanto el arte como mi propia vida. Les parecerá extraño, quizá. Aunque alguno lo comprenderá. Mataba por una buena historia; por una buena historia con un buen final. Y lo tenía. Probé a marcarlo sobre el papel con un bolígrafo gastado, pero sin resultados satisfactorios. Tampoco contrastaba. Me hice una pequeña herida sobre la palma de la mano y la apliqué sobre el tintero, procurando que no se derramara. Era una operación sencilla. Para mi sorpresa funcionó.
" Cuando se quedó él solo sobre la faz de la tierra, en lugar de genocida, perpetrador de masacres, tirano; se había convertido en Dios. No había quedado nadie para juzgarle. Se había cargado hasta a la policía"- en rojo decía. |
Texto agregado el 05-02-2018, y leído por 69
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Lectores Opinan |
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06-02-2018 |
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Está increíble, genial, fantástico.
¡Me encantó! Gnomono |
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