La pregunta siempre fue muy atrevida para ti pero aún así era necesario decírtelo: "¿Es difícil terminar y ser amigos no?" Yo por mi parte no quería serlo, tú si. Pero si habíamos decidido terminar, entonces quedaba salir adelante... o atrás. La idea como te dije siempre era seguir; pero yo no supe cómo, ni siquiera hoy 31 sé aún como hacerlo y ahora que te veo con otro comprendo lo fácil que es para algunas personas dejar todo y seguir, mientras que para mi sigue siendo difícill, pero ¿por qué?
1: En el día 1 de tu partida, me sentí extraño. Cuando fui al Psicólogo me recomendó escribir, pero no a ti, sino a los recuerdos y me ayudó pero cuando dormía recordaba las canciones antes de dormir, los susurros malditos de: "Por siempre Tú" y las miradas tristes que solo veía en el espejo. Ese día 1 fue horrible pero valió la pena escribir, ahora lo hago por pasatiempo.
7: Había pasado una semana de tu partida y me sorprendió bastante el inmenso visto de tu mensaje, no sabes cuánto doió que no respondas. Recuerdo que me moría de ganas de leer tus mensajes y en una semana tus vistos dolían más que las veces que me decías que estabas ocupada pero siempre te veía conectada. Ese día 7 seguía siendo horrible pero valió la pena saber de tus evasivaspues me demostró quien eras de verdad.
14: Habiéndose cumplido 14 días de tu partida, solo atinaba a seguir trabajando. Dictaba las clases y en mis ejemplos citaba siempre de parejas que se querian por siempre y tú no, tú seguías sin comunicarte. Ese día me saqué el anillo de amor que me diste y quizá se pregunten por qué esperé tanto, pues ese 14 cumplía un mes más y me dijo a mi mismo: "maldita sea, por qué" y lo guardé en un lugar lejos de mis recuerdos. Ese día 14 fue medianamente horrible pues aunque ya me había deshecho de algo, seguía pensando.
21: Tres semanas después de tu partida, decidí salir con mis amigos a divertirme y olvidarme pero cuando me sentaba a beber recordaba las canciones más tristes que te había dedicado, no me ayudó. Al contrario, beber me hacía recordarte. Bailar sin ganas solo me ponía más tristes. ¿Alguna vez se han preguntado Ustedes lo que es vivir con un duelo días después? Pues aquí tienen su respuesta. Ese día 21 seguía siendo medianamente horrible pues aunque ya salía a ver otras cosas, aún permanecía el recuerdo de tus canciones, pero ¿hasta cuándo?
28: Casi un mes después de tu partida, yo había decidido comenzar a seguir con mis actividades normales y darle un nuevo sentido a mi vida, solo quería estar seguro que era el paso correcto. El psicólogo me dijo que uno pasa por unas fases de ruptura amorosa, y que debía ser pacientes pues no todos la viven igual y decidí reabrir mis redes sociales y subir estados emocionales reconociendo que la vida continúa, sin ti pero continuaba. Ese día 28 fue menos horrible pues ya las cosas estaban claras... pero dos días después las cosas cambiarían... pues cuando todo iba relativamente bien, vi algo que me desequilibró.
30: Ayer día 30, al abrir las redes sociales vi que un amigo de una amiga que teníamos en común había comentado una foto donde tú salías contenta con alguien más. Esa persona increíblemente estaba feliz en tus brazos y sinceramente no lo odié por estar contigo, más bien me odié a mi mismo por no saber cómo actuar con madurez y saber afrontar esto. Ese día 30 fue el más fatal, corriendo fui al psicólogo a buscar cita y en la sesión me dijo que siga escribiendo pues eso me ayudaba, me ayudaba a estar tranquilo, pero que yo lo hacía mal.
Efectivamente, lo hacía mal. Cometí el errror de escribirte a ti y no a los recuerdos. Es que en realidad Tú eras los recuerdos y por eso me costaba tanto dejarlos. Entonces, me puse a pensar ¿en qué fallé? ¿qué hice mal?, ¿tan mal hombre fui?, y ante tantas dudas, volvi a abrir la foto tuya para encontrar alguna respuesta ante los problemas, pero nada. Solo me sirvió para darme cuenta que haga lo que haga ya no tendría sentido, que todos los esfuerzos, lágrimas, bebidas, seguirían si no hacía algo por ellos. Por lo que opté por mirar la foto, esperando una respuesta que nunca llegó. Y sentado, pensativo y con la mano en el corazón, lleno de llanto y con dolor me pregunté por última vez: ¿y si Él no te quiere como yo? |