Faenas del ojo.
La primera de las faenas es ver, y la segunda, no ver, para poder dormir. Se han hecho experimentos y está demostrado que es imposible conciliar el sueño con el ojo abierto. Aunque también se ha oído que las liebres pernoctan con un ojo solo, no se tiene constancia fidedigna del hecho, siendo más bien una explicación metafórica de que su sueño es liviano: un duermevela necesario ante tanto depredador. El sueño en su origen sería posiblemente consecuencia de la extenuación, pero este no es el tema que nos ocupa.
El ojo puede ver, puede no ver, puede cerrarse total o parcialmente y servir en consecuencia de aviso indetectable, o casi, pues no hace ruido y apenas supone movimiento visible.
No obstante tanta impunidad en los medios revela conspiración y deseo homicida, pues un movimiento en este sentido es manifestación de no querer dar una oportunidad. Por lo que en consecuencia se ha de tener mucho respeto a la hora de utilizar tal arma de doble filo.
Por otro lado, cerrar ojo es metáfora de que haya un muerto- el muerto se caracteriza por eso: dejar de ver; un aviso sibilino en tal sentido, una desacralización de la vida (comparación entre gente bizarra, sin demasiados reparos a la hora de proceder, expertos en defunciones y me atrevería a decir que altamente politizada.)
Y es por ello que uno incluye en este capítulo patológico esta función: la defunciaria del ojo.