La incentidumbre se tornó inspiración en mis días,
los interrogantes sobre tu retorno me acontecían
pero había que aprender a vivir con la frente marchita
entre pilas de libros y carencias afectivas,
porque los que se alejan
no serían los mismos que volverían
ni los mismos seríamos
lo que a su regreso encontrarían.

No te importó dejarme sola,
hacer sucumbir mi alma en la descomposición final,
tu indiferencia fue ruín y desleal
como un puñal,
tus palabras de amor serían el martirio
que me traerían de vuelta a esta realidad nefasta.

Sé arreglarmelas sola, bebé,
mi cátedra son las pérdidas tempranas,
mi compromiso es con lo queda de esta humanidad, ¿comprendes?
porque terminaste siendo un mortal estúpido
y olvidarte será necesario para reponer mi fe,
sintiéndo cómo te vas extinguiendo dentro mío
como un astro interior
que ante un solsticio acontece
¡y ten tu beso de la buena suerte, mi querido!,
¡mi amor!,
¡debilidad existente
que en las penumbras del holocausto resplandece!.