Porque te amo y con ese amor me complazco. Porque te amo y siento en el amor al prójimo un camino que vuelve a mí. La fraternidad que despierta en Caín erigir un amor eterno que la muerte no pueda borrar. Porque te amo y me reconozco en tu amor, en la voz que me llama y sentencia a mi favor la dulce sensación de amarme. La buena acción recompensada es un amor preciso y calculado que serene mi angustia y se vista de gala ante tus ojos. Pero el amor es refractario, esquivo y errático. El amor no es ardid, siempre encuentra su camino natural y se deshizo ante tus ojos. Porque al amarte buscándome a mí dejé de amarte y fui construyendo una torre de marfil que te idealizó a mi imagen y semejanza. En un sereno día, en imperturbable reflejo mutuo, al intentar verte en mis ojos, solo conseguiste verte a ti misma.
Texto agregado el 14-01-2018, y leído por 127 visitantes. (1 voto)