A veces los hombres buscamos en las mujeres a la muñeca de cristal (ó Cartón piedra) que alguna vez soñamos, y no vemos, simplemente no vemos, cuanto más hermosas son las mujeres que nos hacen soñar con sus maneras y matices. 
Mi tema favorito de Joan Manuel Serrat es “De cartón piedra”, ese que dice al comenzar: 
“Era la gloria vestida de tul con la mirada lejana y azul  
que sonreía en un escaparate…” 
y continúa: 
“No era como esas muñecas de abril que me arañaron de frente y perfil…” 
Y cerca del final: 
“De una pedrada me cargué el cristal y corrí, corrí con ella hasta mi portal…. 
Todo su cuerpo me tembló en los brazos. Nos sonreía la luna de marzo.  
Bajo la lluvia bailamos un vals, un, dos, tres,... un, dos, tres... “ 
 
Días pasados, escuchándolo, se me ocurrió escribir una canción basada en los mismos hechos pero tomando como protagonista a la dueña de la Boutique, y nació:  
 
 
 
DE TELA DE ORGANDÍ 
 
Estoy tan sola aquí y mi inquietud espera  
como ese maniquí vestido con las ropas  
que cubren mi silueta porque yo soy así:  
un cúmulo de anhelos en tela de organdí. 
 
Le pedí al artesano  
que cada tanto llega a ofrecer su labor,  
que en cartón piedra anime  
una muñeca tersa para poner allí, 
en el escaparate que adorno con esmero 
para que las mujeres visiten mi boutique. 
 
Él con arte de seda,  
en todos los detalles lo hizo igual a mí.  
Le dije: “no es muy bello”, y respondió al instante:  
“Es precioso y posee 
ternura al infinito, nunca crearé otro así”. 
 
          El azul de la noche será un vals  
      y el violín… 
      anudará en sus cuerdas la luz de las  estrellas 
      con nuestro frenesí… 
      y ya no estaré sola muriendo en esta espera 
          de triste maniquí… 
 
Temprano en las mañanas lo visto y al hacerlo  
es su espejo mi imagen y yo soy su verdad.  
En las tardes mis pasos me llevan a la acera 
que huele a primavera llegando a mi ciudad.  
 
Desde hace un tiempo eterno,  
absorto en la vitrina, un joven elegante  
con una paz de cielo  
la observa sin hablar y mira en esos ojos  
por timidez ¿quién sabe? mis ojos de esperar, 
allí viene, me encanta su paso celestial. 
 
¿Seré su sueño en Marzo?,  
esconde algo en la mano, presiento que una flor,  
que mirará mis ojos, que hoy seré su cristal…  
y con la voz que imploro 
pronunciando un “Te quiero” mis labios besará. 
 
           El azul de la noche será un vals, 
      Y el violín… 
      anudará en sus cuerdas la luz de las estrellas 
      con nuestro frenesí… 
      y ya no estaré sola muriendo en está espera 
      de triste maniquí. 
 
 
 
 
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