La tristeza lo impregnó todo en absoluto,
la llama vaciló ante un mar de hielo,
la ilusión se escondió entre las sombras
de una gran distancia que me absorve...
Y perdida en una espesa niebla que me duele,
mi amor me convence de su soledad
mientras vives tu vida que no es mía
esperando yo en la mía, que has vivido...
Y absorta en el llanto sólo mío
se desvanecen sueños sin cansancio,
enfrentando una lucha carente de enemigos,
sucumbiendo ante la muerte de tu ausencia...
Sigues acariciándome en mi lecho de rosas
mustías por un pasado reciente,
que desea estar vivo como antes...,
como cuando tu vida desembocó en la mía
e hizo florecer la temprana primavera...
Me hueles al aroma de lo nuevo,
de lo nacido entre frescas brumas,
con suaves brisas mecidas sólo por tí...
Tu cansancio me duele desgajando
mi alma sin descanso por verte
pasear entre triunfos de esperanzas
antaño rotas en mi alma para siempre...
Y hoy te siento nadando entre la espuma
de unas olas que azotan salvajemente
lo que unos días fue mi nido acunando
verdades que nacieron de tus ojos...
Y me canso en mis lágrimas gastadas
no entendiendo el transcurrir de la vida
que me regala tu alma unos segundos
haciéndose eterna en mi ilusionada alma...
Y no estás... Sólo tus ojos y tus sueños...
No estás... Sólo una promesa... Una promesa.
Cuando mi alma te promete en silencio
ese segundo, que nació al aferrarme a tu vida,
que mantengo rompiendo en melancolía
por no admitir la tristeza que me hiere...
Melancolía de esos ojos que me miran
con amor compacto en mil horizontes,
con distancia recorrida en la penumbra
en que nuestras almas se sumergieron
para amarse por siempre...
Hecho de menos respirar tu aire,
tu piel temblando ante mis lágrimas,
desnudo dolor que rozó tu piel
llenándome de ausencia mientras te ibas.
Te quiero y te doy por perdida,
porque mi amor no llore en agonía
momentos tan felices que me dieron
alas para mirar con esta melancolía...

(23/09/04)