Tengo rabia, de esa que se nota en cada movimiento, en cada mirada, gesto y palabra.
De esa rabia que hace sentir que la cabeza te va a explotar, que el corazón se te va a salir y que las manos van a azotar algo tan, pero tan fuerte, que provocará un temblor.
Esa rabia que confunde, que no es con alguien más, sino con uno mismo, porque cometo los mismos errores siempre, porque no aprendo hasta que alguien explota y lamentablemente termino siendo siempre yo.
De esa rabia que te hace un nudo en la garganta, que te atrapa las veinticuatro horas del día, que te aleja de todos los que te rodean.
Esa rabia que de pronto, muy de pronto, es tan intensa que te hace llorar como un bebé pequeño exigiendo ser feliz de una vez por todas.
Esa rabia que deseas que sea rabia, que sea destructiva y llena de odio, pero que en realidad y muy en el fondo, no es más que pena.
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