Siento como la contradicción vaga por mi vida
enclaustrada en esperanzas de mi búsqueda,
disfrutándola como cualquier instante
con las ansias de vivir todo lo que abandoné,
una tarde de verano..., cualquiera...,
en la que miré al cielo por última vez...
Puedes renunciar a infinidad de cosas,
pero jamás al destino que siempre te espera...
Y recorrí los caminos equivocados,
apenas disfrutados por el llanto que no cesa,
y utilicé el tiempo buscando lo que no quería
para volver a sentir que la vida latía en mí...
Y tú, niña frágil, desnuda, inocente...,
que disfrazas mis noches con tu luz,
que me permites sentir sin pertenecerme,
que me alejas y me acercas de tí sin cansancio,
que me realzas y rebajas en un adiós perpétuo
que ninguna de las dos sentimos ahora...,
y no escuchas mi dolor...,
cuando sólo necesita una caricia, quizás,
para ilusionarse de nuevo con la vida...
Y lo que más me llena es sentir
que me quieres muy a pesar tuyo...
Mi alma sonríe con tu alma
y se protege de tu mente...
Tu alma mantiene su lucha
en la que a veces salgo herida
sin que ningún reproche
sea sentido en mí...
Tu amor me protege,
tu duda me confunde,
tu frialdad me desalienta,
tu angustia me ahoga,
tu condena me encarcela,
tu batalla me anula,
tu alma me eleva
y tu tristeza me petrifica...
Nunca imaginé un amor que llora
en vez de reir el limitado tiempo
que exista..., sin más...
(10/12/03) |