No me es fácil mantener las ideas en orden en estos momentos. Básicamente, lo que más siento es tristeza y culpa. Tristeza por el hecho de que ya no estás en este mundo en forma física; y culpa porque no pasé más tiempo contigo, leyéndote y disfrutado de tus excelsas historias. Todo este 2017 dejé de pasarme por esta página, y no publiqué ni leí nada de los muchos talentos que por aquí circulan. No obstante, debo confesar que varias veces me dieron ganas de volver; y tú, sí tú, fuiste la principal razón que tenía para ello. Extrañaba tus cuentos los comentarios que me hacías; y sobre todo, te extrañaba a ti, ese sujeto entrañable que con cada texto nos regalaba pedazos de su alma, y que me conmovió el corazón en más de una ocasión. Pero (¡maldita sea!) no regresé, no regresé a tiempo, y ahora es demasiado tarde. No dejo de reprocharme que debí de haber retornado a loscuentos.net desde hace mucho, tan sólo para leerte y dejarte un mensaje, para que supieras que no te había olvidado y que seguías muy presente en mí. Incluso me recrimino el haber abandonado este sitio, pues de no haberlo hecho, hubiera aprovechado todos y cada uno de los relatos que nos regalabas; y así tu deceso no me habría dolido tanto como ahora, que apenas me voy enterando que te fuiste.
Los tanatólogos afirman que el remordimiento es muy común cuando se pierde a un ser querido, y de este sentimiento suelen surgir otros como el miedo y la preocupación. A mí, en lo personal, me agobia el que llegaras a suponer, debido a mi prolongada ausencia, que ya te había olvidado y que no me importabas en lo absoluto, lo que nunca fue cierto. También me mortifica y aterra la fragilidad y fugacidad de la vida, y que en un segundo, el día menos pensado, perderé de nuevo a alguien que aprecio sin poder decirle lo mucho que lo quiero. Para poder lidiar con este duelo, he optado por recordar, más que nadas, todo lo bueno que compartimos juntos. Quisiera que me perdonaras por no haberme puesto en contacto contigo, y si te hice pensar que no eras importante. Quisiera que supieras lo mucho que te extrañaré. Quisiera decirte lo mucho que significa para mí el haberte conocido, y lo mucho que he disfrutado con todos y cada uno de tus bellísimos cuentos. Quisiera expresarte mi deseo de hacerte un mejor homenaje escrito que el presente, pues a pesar de no ser un texto malo, lo considero poca cosa para alguien de tu nivel. Y, por último (sí, ya sé que a casi nadie le gustan los textos muy extensos, por eso debo ser breve), quisiera creer que, debido a todo los que compartimos mediante ese hermoso y sublime lazo de la literatura, fuimos algo más que simples colegas literarios: fuimos amigos…y seguirás siendo mi amigo.
En amorosa memoria de Rolando Pérez Berbel, conocido por nosotros como rolandofa
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