Es una leyenda que los Tres Reyes magos fueron a Belén con regalos para el recién nacido, Jesús. Al primer contratiempo( una nube tapó la estrella de Oriente un trecho), tiraron por tierra el plan inicial y ,tras largas disquisiciones , dilapidaron las ofrendas con desigual fortuna.
Melchor se gastó el oro en un lujoso Ferrari, mucho más veloz que su camello.
Gaspar empleó el incienso ámbar en infusiones afrodisiacas para conquistar a su churri.
Y Baltasar, quejoso con su suerte y no sabiendo qué hacer con la mirra, hizo una colación para calmar sus nervios.
Cuando creció Jesús, decretó que por los restos los tres de Oriente repartirían la noche de Reyes regalos a todos los niños del mundo, como castigo a sus pecados de afán de ostentación, rijosidad y falta de templanza.
Así lo hicieron durante siglos.
Pero la noche del 5 de enero del 2018 , cansados de tanto trajín por los siglos de los siglos, volvieron a armarla , vendiendo los regalos de los niños e invirtiendo en bolsa las ganancias.
La mañana del seis de enero todas las ciudades eran un clamor ante el griterío de niños chasqueados por la ausencia de agasajos.
Los zapatitos, vacíos; los vasos, con el agua intacta; la hierba y los dulces, sin catar.
Todos los indicios hablaban de lo mismo: los de Oriente se habían declarado en huelga.
Los padres, desquiciados, fueron a los trasteros a rescatar sus sencillos juguetes de antaño para calmar a sus vástagos: muñecas de trapo, cuerdas, trompos, canicas, gomas de saltar, parchís, pelotas...
Por la tarde, los niños tomaron los parques de la ciudad , jubilosos con sus " nuevos " juguetes.Los padres,felices, rememorando las canciones de su infancia, daban instrucciones a sus críos sobre las evoluciones de los juegos.
En los estantes de sus habitaciones , cubiertos de polvo, quedaron los "viejos" regalos de otros años: tablets, Ds, nintendos, móviles y portátiles.
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