- Nunca me dijiste si querías o no conversar del tema del otro día.
- Quieres hacerlo ahora? Estoy súper dispuesto a hablar si así lo quieres. La verdad esperaba que naciera de ti esta vez.
- Sí, te entiendo. Bueno espero que sepas que tengo un problema, estoy conciente de ello y quiero resolverlo, o en mejores palabras, manejarlo para que no nos afecte.
- Sí, sé que tienes un problema. Para mí es serio, te quiero y te voy a apoyar en lo que pueda, si necesitas algo o compartir tus trancas soy todo oídos. Si eso ayuda, estaré atento al cien porciento.
- Me preocupa a veces que seas tan "así" conmigo. No entiendo qué ves en mí, siendo tan insegura, tan celosa, tan alejada de abrir mis espacios y mi corazón a una persona como tú que lo entrega todo, tan arriesgado y tan cariñoso.
- No tienes que entenderlo, Tati. Tienes que vivirlo. Sé que tenemos diferencias, sé que no somos convencionales a la hora de vernos como pareja, somos aún muy jóvenes para medir el futuro con una huincha. Pero de lo que sí estoy seguro, es que si puedes reconocer tus defectos, podemos trabajar juntos para construir algo de ello. No quiero que cambies por mí. Quiero que seas tú misma, pero que te sientas bien dentro de ti.
- Mierda, algo crujió fuerte dentro.
- A veces creo que hay una nuez dentro tuyo y nunca he visto una quebrarse a palabras.
- Pues creo que es la primera vez que alguien lo logra. Y me gusta eso de la nuez.
- Lo saqué de una canción que me gusta mucho. Llegando a la casa la escuchamos. Y tranquila, si tienes algo que contarme, hazlo.
- No sé si pueda quererte tanto como tú me quieres.
- Lo sé. Pero no estamos hechos para limitarnos. Hagamos el intento. Yo te seguiré el paso.