Dormía el padre con un semblante sonriente. Soñaba que al fin había encontrado un trabajo y que éste le permitía saldar las cuentas del hogar y cubrir sin sobresaltos las necesidades de la familia. Junto a él, su esposa también dormía sonriendo. Soñaba con la despensa llena de alimentos y que nada faltaba en su humilde hogar.
Junto a ellos dormía el niño. Sonreía soñando con un hermoso árbol navideño, unos zapatos sin agujeros y el rostro de sus padres libre al fin de angustias. El único triste era el perro. El hambre y el frío no le dejaban dormir.
M.D
(Participante del concurso de 100 Navideños de la Página azul)
Texto agregado el 29-12-2017, y leído por 219
visitantes. (15 votos)
Lectores Opinan
25-01-2018
Me gustan mucho los micros...y este no es la excepción. Sobre todo el final debe ser contundente; así lo es. AMIRTEO
Me provocó pena en un principio;pero luego rescaté esa posibilidad que se nos da a todos,que es soñar y en ese sueño,aunque sea solo un pequeño pedazo de tiempo : ser felices.
Bellamente plasmas como es la vida*****
Victoria 6236013
08-01-2018
Conmovedor tu cuento ya que toca dramáticamente a muchas familias que pueden sobrevivir gracias a los sueños. Clorinda
29-12-2017
Es lo bueno de los seres humanos, nos podemos alimentar de ilusiones y soñar, el perro solo vive el presente. Un beso, Carlos. carlitoscap