Claustrofobia( relato en primera persona)

Odio los espacios cerrados: aviones, autobuses, ascensores, minas, cuevas,submarinos...
En la raíz de esa fobia puede estar un hecho que me revela de forma recurrente un sueño: niña,salgo de la casa familiar al huerto por un pasadizo estrecho y me quedo atrapada. Al no ver la salida, me angustio por la asfixia.
He querido ubicar el espacio del sueño y mamá me dice que ese pasadizo nunca existió y me da otra razón para la claustrofobia: un parto de nalgas muy largo con el consiguiente daño psicológico para mí, de bebé.
No sé. Quizá. Por lo demás es fácil soslayar esa angustia que me oprime evitando esos espacios. ¡ Pena que no conoceré Buenos Aires !
-Unas pastillas te solucionarían el terror a volar- me aconsejas cuando te cuento mis pesares.
Pero yo sé que la claustrofobia me impedirá cruzar el charco.


Orfandad (relato en tercera persona omnisciente)

El día 21 octubre del 72 , con 36 años recién cumplidos, salió de madrugada a trabajar en la tala de árboles y volvió a mediodía herido de muerte. El maquinista no lo vio y taló el árbol mortal que segó la vida de Ricardo, cuando descansaba .
Dejó viuda de 33 años e hija de nueve.
La huérfana despertaba recurrentemente de una pesadilla en que el padre no había fallecido y un día descubrían que tenía otra familia en otro lugar.
Ignoraba la pequeña qué era más duro si la muerte del progenitor o el engaño.
De lo que sí tenía certeza era del dolor vital ante la orfandad prematura y... de la extrañeza de la evitación de la muerte en sueños.


Fracaso( relato en segunda persona)

Eras torpe de niña para las matemáticas. O tal vez te abandonaste a la primera ante la dificultad de los problemas. Nunca lo sabrás. Lo cierto es que fueron tu pesadilla durante dos cursos escolares hasta que en tercero de bachillerato , finalmente, te liberaste de ellas al estudiar letras.
Eras alumna aplicada pero estuviste en un tris de perder la beca en segundo de bachillerato por los malditos límites, derivadas y trigonometría...
Los problemas de más difícil solución de tu vida fueron , sin duda, los matemáticos.
Y por las noches, ya dormida y sin vigilancia del consciente, te asaltaba la nueva de que quedaba pendiente en tu expediente de licenciada en Filología aprobar aquellas malditas matemáticas de bachiller.
O como profe que eras, te veías dando la asignatura como afín sin saber cómo resolver los ejercicios.
Uno y otro sueño eran igualmente angustiosos pues ponían de relieve tu incapacidad para enfrentarte exitosamente a esas empresas.
Te despertaba el desasosiego y respirabas aliviada al saber que eras profesora con todos los títulos académicos en orden.


Terror (monólogo)

Duermo tranquilamente hasta que extraños invaden mi domicilio. Mi puerta blindada no opone resistencia para los intrusos , que campan a sus anchas por la casa.
No sé qué buscan pero me asalta la indefensión y el terror. Veo ultrajada mi intimidad y todo es tan real que , al despertar, me digo que he de contratar a un carpintero para que refuerce la puerta.