En las noches insomnes
donde las horas son una llama
que calcina el tiempo
y hace de los segundos cenizas
que vuelan al fondo de los ojos.

En las noches insomnes,
donde la madrugada es castigo
y luz malgastada;
Amaneceres obsoletos
en una dinastía de soles
demasiado amarillos.
Son esas las noches largas como el río
que nunca encauza

como el tiempo que no ocurre,
como la palabra que no se dice,
y sin embargo,
tantas.

En las noches insomnes
donde me encuentro solo
a veces, otras no existo,
algunas fui demasiado.

Noches fluyentes de lánguidas
miradas al vacío
donde el silencio es un ruido,
el sonido inexiste,
y el pensamiento se pasea
cogido de una mano blanca
sin textura.

En las noches insomnes
me busco con los ojos de la noche
y me encuentro siempre perdido
en alguna buhardilla
de una memoria que ya me ignora
de tanto usarla.

En las noches insomnes
es donde me miro,
y me reconozco
legitimo habitante de otro mundo.