El diablo y la muerte
Lo ha visitado el diablo invitándolo a una de sus escondites, se presenta ante él, le agradece y lo acompaña; te he traído conmigo para hacerte saber que cuentas con mi simpatía y revelar, según me seas sincero y honesto, misterios divinos. Tendrás que guardarlos como tesoros más valiosos que la libertad y el amor. Hoy sólo te mostraré el lugar donde recibo a mis escasos amigos. Se internan en la sala silenciosa, castañetea de frío, alguien aguarda de pie en el fondo. Lucifer va adelante. Besa dulcemente a quien le espera. Se sientan en una tribuna semicircular, Satán presenta a la dama, es la pálida muerte, su amante desde siempre, quien se muestra encantada reconociendo al huésped al instante. Luego toma la palabra y sentencia: no habrá preguntas entre nosotros, lo que tú me cuentes es cosa que os nace decirlo, lo mismo yo, tampoco lo harás con otros en este recinto. Siente las manos húmedas y se dirige a ambos, es un honor y privilegio contar con vuestra simpatía, desde ya piensen que es recíproco. En mi vida sólo me he detenido a escudriñar sobre lo humano, es lo que me afecta, claramente sobretodo las acciones de los dueños y patrones. No crean que me ufanaré de tan eminentes relaciones, sé mantener la compostura.
Leviatán lo envuelve con una acariciadora sonrisa y lo cita a un encuentro al cual le enviará un emisario a buscarlo. Se levantan, despidiéndose amablemente.
El Demonio lo recibe antes de llegar los demás participantes, la mesa está puesta, se estrechan calurosamente las manos. Le ofrece un brebaje haciendo un brindis. Quería que supieras que las fábulas sobre mi carácter y diabluras, la mayoría son rumores sin fundamento: no soy un ángel caído ni un anticristo, conozco muy bien las debilidades de cada ser humano como para que alguien pueda confiar de su chismorrería.
Acogen a los otros comensales, entregándose tarjetas de presentación entre ellos, los desconocidos, tomando sus sillas cada uno alrededor de “une table rode”. El príncipe de las tinieblas inspirado les habla, es un gusto y una distinción contar con vuestra presencia en mi humilde morada amigos míos. Sorbe un trago, continúa, el universo, máquina compleja y amplia, tiene la fragilidad de un sueño, la sutileza de la tela de araña y enigmas en evolución inesperada; respecto al pasado, éste ha mutado, me es difícil explicarlo en lenguaje usual, así que recurriré a analogías que den alguna idea lejana e intuitiva, supóngase el paso del hielo a agua, un sólido que en ciertas condiciones de temperatura y presión cambia; así el anterior cosmos se convirtió al actual, antes era “multidimensional”, siendo posible observar todo, las palabras, los sonidos, la música, la radiación, los pensamientos, los estados de ánimo,… transparente y sofisticado. Entonces, llamémoslas fuerzas extrañas, surgieron creando condiciones de enrarecimiento y se empezaron a borrar de la percepción directa el magnetismo, la gravedad, los átomos,… sumiendo a muchos en confusión y en el umbral de volver a aprender.
La Calva rasgó vestiduras y mostró todos sus atributos por los cuales se había enamorado su eterno Romeo, señalando, «lo único verdadero de lo cual me critican es mi calvicie y este “look” es tan sólo para satisfacer las habladurías de la masa inconsciente, porque mis trenzas sueltas maravillarían incluso al menos listo de los mortales; si bien visito a ciertos muchachos es para recordarles de mi existencia. Pero la verdad, si Mefisto me lo permite, es que la materia es metamorfosis permanente, lo que hoy llamamos “A” mañana puede ser “X, Y ó Z” u otra alternativa, hay transmutaciones de las mismas esencias; los alquimistas y científicos aún están en la etapa de infancia del conocimiento», y bebió su pócima al seco.
Hamlet, se paró, con los ojos un tanto desorbitados, ya sea por el alcohol o las intervenciones anteriores, dijo: «Ofelia no dudes de mi amor, aunque yo sea dubitativo por naturaleza, tu ves hasta donde hemos llegado, y me olvidaba de agradecer tanta hospitalidad y exquisita atención de nuestro distinguido anfitrión, la conspiración del asesinato era nauseabunda, recuerdo todavía las emanaciones, mi alma era un revoltijo al igual que mis pensamientos y mi moral, tenía que deshacer ese entuerto y vengar al rey legítimo. No había ninguna otra posibilidad o sino la noche se extendería en tu Patria por los siglos de los siglos. A Apolonio, tu padre, se lo llevaron sus buenas intenciones. ¡Ya, tout est dit! » Transpiraba.
Ofelia alzó la voz y con evidente expresión de angustia en su mirada, profirió: «No percibiste que mi suerte estaba estrechamente ligada a la de Dinamarca y en consecuencia a la tuya; no tenía opciones, mi mentada locura no era más que el dolor aplastante que sentía por la tragedia vivida. Hamlet estabas obsesionado, no te culpo, mi muerte fue accidental, tenía deseos de ser niña para volver a saborear mi inocencia y despejarme de tan inmensa desazón. Perdóname bella, que me acogisteis en tus brazos, por no haber expresado primero un reconocimiento como convidada a esta hermosa velada de egregia concurrencia». La hermosa empalidecida se levantó y estrujó en sus brazos a Ofelia.
Elevó una copa, el amo, prometo mi inmortal fe a su autor (Shakespeare) porque sin él no habría sido posible conocer tan apasionados comensales; siguiéronle en el gesto ofreciendo sus cálices sin dejar gota. Quiero ver la luz encendida en vosotros, ya veis que inmensa es la alegría y la dicha cuando los corazones se estremecen y se abren. Mi madre perfecta, la música, gana batalla tras batalla sin retroceder jamás, por ello en honor a Fausto consagraré la próxima obertura (Gounod: Faust Overture). Mientras los acompaña el sonido de la ópera, guardan silencio por 5 minutos haciendo una rueda de reconocimiento en torno de Fausto.
Fausto rejuvenece, expresa: «¡oh! Memorables compañeros, yo el mítico Doctor, ilusionado por el saber, la teología y la experiencia empírica, sucumbí en mi ley, intoxicado por gases venenosos en la última de mis investigaciones. Luego se fueron apropiando de mi figura y me trocaron en este vetusto que ustedes ven; es cierto, seduje a Margarita con tesón, osadía y sentimientos nobles. Fui mundano, tal vez no la merecía, pero quién se opone a nuestro querido Mefistófeles, estaba agotado, necesitaba un nuevo aliento». Toma a Margarita de la mano y bailan un vals.
Margarita está radiante, «señores, mirando a Fausto, si no fuera por este centenario caballero, posiblemente nunca Mefistófeles habría sido celestino ni mercader, cuanto susto causaba su nombre, serpiente dechada de conocimiento y poder. Soy feliz, sin arrepentimiento, pues de la candidez he transitado por todas las artes sin desfallecer. Estoy fundida con Fausto y a través de él le pertenezco a su propietario, este viejito ha puesto en mis ojos dos telescopios. Hace más de un siglo que no teníamos un festejo de éstos. Agradezco en nombre de ambos la esplendida cortesía y reunión. Sois todos admirables». Las damas le acarician el cabello con un roce fino, enternecidas.
Por una puerta lateral entra una bebé gateando, la nívea la acuna en sus brazos, se marcha amamantándola.
Ingresan 3 ninfas más 3 violinistas, se sitúan bajo un árbol y danzan voluptuosamente, mientras los sirvientes retiran lo que está sobre la mesa cambiando el menaje; sirven una cena frugal acompañada de néctares afrodisíacos.
Lucifer se transforma en sátiro integrándose al baile, el espectáculo toma jerarquía con los movimientos lascivos y provocadores de las Náyades recibiendo el rocío de una fuente cristalina burbujeante que moja sus senos con gotitas minúsculas reflejando la luz como brillantes diamantes. Comienzan las diabluras lujuriosas del libidinoso patrón mediante vertiginosas contorsiones, oscilaciones de pelvis y caderas. Retorna con frondosa cabellera la muerte, pechos turgentes. Las libaciones causan el esperado frenesí, el momento de desenfreno se expande por el rato justo.
Se detiene, festejan con vítores y aplausos, vuelve la calma; el señor los invita a sentarse y explica, regios convidados, esta noche me he reencontrado conmigo mismo, mi hijita adoptiva, “VIDA”, cuya madre es la muerte y el padre un poeta anónimo, unión registrada en versos de Nicanor Parra, antipoeta ancestral, me ha hecho renacer y augurar mejores momentos para todos; que mejor parábola que la muerte engendrando vida. Las parcas hilarán sólo con hilos de oro por la dicha de las generaciones por nacer. Gloriosos tiempos se avecinan, los dados han sido nuevamente lanzados, ya habíamos tocado fondo, desde hoy la vida nos sonríe.
Sobrecogido el Numen invitado, manifiesta, «como el más antiguo de los conocidos, primo hermano de este soberano (el Diablo); según él, un descendiente de su vida pendenciera, ríen todos, aunque un papel bastante oscuro es el mío, registraron mis intervenciones asociadas a Sócrates. Platón y otros más me nombraron indirectamente cuando Sócrates, el tábano por excelencia, se refería a su demonio interior que lo incitaba a actuar en el ejercicio de cuestionar en búsqueda de verdades. No obstante, mi misión es velar por el uso de las consciencias en los seres vivos. No en todos los planetas con vida evoluciona la vida igual, depende tanto de las características propias de cada sistema solar. Existe algo en común, la materia, el carbono, los elementos químicos y las leyes físicas universales. Claro hay antimateria con desarrollos equivalentes a la materia. Es inútil la búsqueda de universos paralelos. Claro que yo nunca he escalado tan alto ni he sido tan profundo como mi primo». El Maligno se acerca y le da unos golpecitos cariñosos en la espalda, tomando la palabra:
Este huérfano es ladino como el que más, tanto que anduvo en los hombros del hombre más íntegro de la historia, donde sus pies se posan dejan huella; actúa con mano invisible; pero no nos tiremos más flores entre burros, sonríen. Este señor que está aquí, un desconocido para vosotros, lo dejaré que se explaye solo; pero, aclaro dichos de notables hombres que han expresado o se los han atribuido, no son en nada ciertos: “Lutero se pregunta «si el diablo no será Dios»; el Cristo llamó a Satán «Príncipe de este mundo»; San Pablo, queriendo ir más lejos, lo llamó «dios de este mundo»”. Perdonen la tercera persona, la verdad es que yo no estoy ni cercano a tales afirmaciones, ustedes pudieron ver mis debilidades en acción. Melómano, entusiasta de las ninfas, las parcas,… en suma de vivir. Los varones brindan por él, escanciando los cubiletes.
Un tanto compungido, titubea, yo, yo soy un ser anónimo, un don nadie, sólo Pedro Pablo, siento una inmerecida distinción otorgándome la posibilidad de departir con tan ilustrísimos personajes del teatro de la historia de la humanidad; mi oficio ha sido ser minero del carbón en las profundidades bajo el mar en Lota, una actividad decaída, pero siempre con inmensos riesgos, mal remunerada dado el precio de la hulla y lo contaminante que resultan las centrales termoeléctricas. Por eso la muerte me reconoció inmediatamente, por mi labor, la exposición permanente a derrumbes, al gas grisú, atropello, inundaciones,… Yo vivo con los pies bien puestos en la tierra, no me puedo permitir literatura ni retórica ni nada que se le parezca, mi horizonte es el día a día, los afectos con mi familia y compañeros de turno, ese es mi mundo, insustancial para algunos pero verdadero para mi y para quienes me quieren y yo los quiero. Esta cena, impensada hace una semana atrás, será un recuerdo inolvidable e increíble, me he sentido estar delirando o narcotizado, quizás es un sueño y voy a despertar. Gracias a todos ustedes y especialmente al maligno y su amante por prestarme cualquier tipo de atenciones. Todos se juntaron y lo abrazaron con cariño.
Comienzan a despedirse, el Diablo se acerca a Pedro Pablo, susurrándole al oído “tú también eres ficción”.
====FIN===
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