CARTA A LA HUMANIDAD

Amo a la oscuridad, más no porque pretenda ser parte de ella, la amo por una profunda admiración que despierta en mí, por su belleza oculta. La amo porque ustedes la desprecian y aquello que desprecian está intacto, en cambio, aquello que aman lo transfiguran y hasta llegan a destruirlo.
Han confundido la bondad con la luz, la maldad con la oscuridad y no hay nada más lejano de vuestra concepción humana; jamás podrán alcanzar la luz con “bondad” ni la oscuridad con la “maldad”, no, la luz y la oscuridad son divinas y ustedes, los seres “humanos” han olvidado vuestra divinidad. La bondad y la maldad son creaciones humanas, la maldad nació cuando nació el humano y está con él en todo momento hasta el día de su muerte, es parte de vuestra naturaleza, es un instinto implacable que tratan de disimular con la bondad, por eso la han creado.
¡Y pensar que por ustedes he caído en el mundo más miserable que existe! Yo os defendí al saber cuales eran los planes del SER SUPREMO, pues estaba escrito el fin de vuestra maldita existencia, más no cabía en mi conciencia que el SER SUPREMO permitiera que la raza humana desapareciera, y ahora con resignación y vergüenza me he tenido que tragar mi rebeldía, pues me he dado cuenta que no es que vuestro creador quiera acabar con vuestra existencia, es que simplemente está dejando que ustedes os destruyas como parte de la ley natural de causa y efecto, como parte de la justicia, como ustedes decís, pues me he dado cuenta que bien merecido lo tienen.
He tenido que afrontar grandes luchas internas por aceptar vuestro destino, no sin dolor, no sin impotencia, pues son parte del universo, así como yo lo soy, y por eso me cala en lo más profundo de mi ser conocer vuestro destino. Pero ustedes no merecen la ayuda, ni la lástima ni siquiera la comprensión ni del más bajo ser de la jerarquía divina, ni del animal, ni de un ángel caído, de NADIE.
Con vergüenza he aceptado vuestro destino, vergüenza porque ya no puedo dar la cara a mi Padre, pero aún así no me cruzaré en el camino de los ejércitos de la muerte, del hambre, de la peste y del dolor, cuando por fin llegue su apokalypsis, ¡Ay de ustedes! ¡Ay de la humanidad! Que no os sorprendan cuando toquen a vuestras puertas.
Es cierto que existen excepciones, pero aquellos que no se vean afectados será porque no son seres humanos, son seres superiores a éstos ¡benditos sean ellos!.
No me queda más que deciros que vuestro final esta muy cerca, os deseo una muerte rápida, auque dudo que mis plegarias sean escuchadas.