¿Son nuestros recuerdos más vivos,
nuestras memorias más alegres,
una luz encendida que eclipsa,
intensidad y deseo,
nuestras angustias más sublimes?

Forjada imagen, señera,
protagonista altiva, engreída
que en locuaz exegesis
nos distancia de lo inefable
y nos despierta la dicha
de un selectivo pasado revigorizado.

De la pena, del dolor,
de la necesidad vital
a un estado de alerta,
Consejero soñador,
recuerdos contrarios a la razón.

La mirada serena,
temor domesticado,
sinrazón controlada.
Anhelo deseo de perpetuar,
en clandestino olvido,
nuestro ingrato pasado.