Ando inmerso en un proyecto apasionante. Mi perro Merlín y yo, hemos descubierto que la Tierra es cuadrada. ¡Bueno!, un poliedro, un hexaedro regular mejor dicho. Como un cubo de Rubik de cuatro caras, llenito de otras tantas caras de diferentes colores, que a base de giros y giros, hay quienes tratan de recomponer.
¿Crees que estoy loco? ¡Los hay peores! Hay por ahí un grupo recogiendo fondos para demostrar que es plana.
Todo empezó cuando atrapó un caracol que bajaba por una pendiente a la carrera, y me lo trajo, como cuando recoge el palo que le lanzo en el parque. Y es que los peques son así, hacen algunas preguntas complicadillas. Se quedó mirando sus espirales hipnotizado, y al rato dijo:
-¡Papá!, ¿a un caracol le pesa más la casa o la hipoteca?
Umm...me alegro que me hagas esa pregunta -le dije. No tenía ni puta idea, pero hay que disimular.
Te contaré lo que me dijo un banquero de avanzada edad, sentado junto al notario, cuando firmé mi hipoteca. Al acabar de firmar "la condena", por cortesía le di la mano y las gracias a ambos. Yo tenía pocos años, y debí caerle bien. A lo largo de mi vida me ha resultado muy útil.
-¡Chaval, te voy a dar un consejo!. Nunca le des las gracias a un banquero, y mucho menos la mano. Si lo haces, cuéntate luego los dedos. (Es verídico)
¿Responde a tu pregunta? ¡Bueno, es igual! Si no conseguimos financiación de la página azul, antes que volverme a hipotecar, dejaremos que todos piensen que es redonda Merlín.
Una esfera achatá, una pelota desinflada... ¡menuda trola! ¡menuda bola!
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