A veces, en las mañanas cuando me levanto y miro al espejo,
Veo a una mujer desnuda,
me froto los ojos pero ella no se va.
Su figura es la de un ángel,
pero no puedo dejar de notar cierta malicia en ella.
No dice nada,
pero sus ojos, su cara, sus gestos, su postura y sus pechos me quieren seducir.
La mayoría del tiempo la trato de ignorar,
hago lo que tengo que hacer y me voy, ella
eventualmente se va también,
pero siempre regresa.
Hay pocas ocasiones en las que no la ignoro;
me acerco al espejo,
únicamente mi cabeza entra a su mundo,
me acerco a ella y beso sus labios carnosos.
Siento el peso ligero de su cabello mojado sobre mis hombros,
sé que está frío pero se siente tan cálido.
Sus labios son como una tormenta,
son suaves como las nubes, húmedos como la lluvia,
y no puedo dejar de sentir algo parecido a descargas eléctricas cuando entro en contacto con ellos.
Pasan unos segundo y me separo de ella,
Hago eso, y nada más.
Regreso a mi mundo,
sólo cuando eso sucede la veo insistir,
Se acerca al espejo, me mira a los ojos,
Alza sus brazos y los pone sobre el vidrio,
No dice nada, solo se queda ahí, mirándome fijamente.
La ignoro,
A veces me siento orgulloso de haber resistido,
A veces tengo muchas ganas de saltar y entrar a su mundo de una vez por todas,
La mayoría del tiempo me siento apenado de si quiera haber entrado a su mundo,
Y siempre, hago lo que tengo que hacer, y me voy,
Ella eventualmente se va también.
Pero siempre regresa.
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