Llevaba unos días dándole vueltas a la cabeza, por culpa de una avería no tenía conexión a internet por lo que útilizaba mi tiempo en otras ocupaciones, bricolaje casero, limpieza de armarios y otras utilidades varias, pero sobre todo, dediqué mi tiempo libre a reflexionar ante lo que nos rodea y el tipo de vida que llevaba. Necesitaba desconectar de mi vida diaria, me encontraba saturado de ver y palpar todos los días lo mismo, grandes edificios, automóviles con cláxones ensordecedores, la marabunta que anda de un sitio para otro sin mirarse a los ojos, vecinos maleducados y esas noches pegado a internet... En ocasiones sentía que tenía más relación con el Google que con mi familia, decidí irme unos días al campo, buscar mis raíces, ir allí de donde provenían mis abuelos, allí donde las personas eran aún personas.
Dejé mi equipaje en la casita que había alquilado en el pueblo y sin perder tiempo me dirigí hacia los caminos que se perdían entre los campos de labranza y el pequeño bosque. A la media hora de tan agradable paseo me encontré de frente con un señor muy pintoresco, boina en la cabeza, camisa de franela a cuadros con los brazos remangados, pantalón por encima del ombligo y un fajín que le servía de cinturón. Llevaba una azada al hombro y cuando me acerqué para saludarlo su actitud me dejó algo descolocado.

- “ ¡ Desgraziao, eg que no zabe que egtá en una propieá privá, se te voy a dá una somanta de palo que te van a zalí la armorrana por la zoreja ! “

Ante tal situación saqué mi teléfono del bolsillo para llamar a la policía, pero cual fue mi sorpresa cuando el buen hombre se metió la mano en el fajín, pensé que iba a sacar una navaja campera, pero no fue así, lo que sacó era una pequeña agenda electrónica con memoria USB 2.0 de 128mb que llevaba incorporada una cámara digital de 3’2 Mpixels y teléfono celular de generación WAP, elevó la agenda y me hizo una fotografía.

- “ ¡ Mira niñato, ezta afoto la voy a enviá al imei de mi abogao pa que haya coztancia de que ha violao mi propieá, azí que ya te tas iendo de aquí o me cago en tó ! “

Desde ese día no piso ni los parques de mi ciudad y me he hecho socio del club “ Amigos del cemento “ y es que el campo ya no es lo que era...

luis Barrasa Martínez ( Barrasus ), Sevilla 22 de septiembre de 2004